domingo, 23 de septiembre de 2012

La llamada de las sombras

Unos brazos poderosos me incorporaros de golpe y acto seguido Mircea me empujó contra la pared; al instante estábamos devorándonos el uno al otro con un ansia estremecedora y desesperada. Su brazo se tensó alrededor de mi cintura, sus piernas se movieron para abrirse paso entre las mías

...

Muy bien. Si quitas el geis que le pusiste a lord Mircea, te entregaré al traidor.
Los ojos se me abrieron como platos
- ¿Cómo? - Me había perdido algo por el camino-. ¡El único geis que hay por aquí es el que me puso él a mí!. Me está haciendo pasar por un infierno.
- ¿Infierno? - Mircea se rió abruptamente, pero sin alegría alguna-. ¿Qué sabes tú del infierno?

miércoles, 19 de septiembre de 2012

lunes, 17 de septiembre de 2012

Medianoche

- No necesito que me protejas de ningún peligro Lucas. -Lo abracé por la cintura y lo estreché contra mí, con fuerza-. Lo que necesito es que me protejas de la soledad. No te pelees por mí, quédate a mi lado. Eso es lo que necesito

Se echó a reír. Una risa extraña y triste.

-Necesitas que alguien cuide de ti, que se asegure de que no pasa nada. Y yo quiero ser ese alguien.

El aliento de las tinieblas

Yo estaba mojada y le deseaba tanto que dolía, y no creía que aquello fuera divertido. Llegué a la conclusión de que había que darle una pequeña recompensa.

Deslicé una mano entre nuestros cuerpos y le agarré. Era lo suficientemente grueso como para que no pudiese agarrarle por completo, pero aquello sirvió para llamar su atención. Yo estrujé su carne, maravillada por lo increíblemente suave que era su piel, y él entornó los ojos. Me resultaba extraño sujetarle, tan caliente y aterciopelado al tacto, y me haecía sentir poderosa. Me vino a la mente lo que había hecho la mujer de mi visión al cuerpo de Louis-César y traté de imitarla lo mejor posible. Unos cuantos vaivenes después, el poderoso Mircea soltó un pequeño grito medio ahogado y se estremeció contra mí. por un segundo creí que le había hecho daño, pero lo único que había logrado es que se hiciera más grande en mi mano. Yo sonreí abiertamente al ver su cara de sorpresa y, recordando lo que le había hecho al cuerpo del francés, recorrí con un dedo la pequeña hendidura de la cabeza. Esta vez sí gritó de verdad, y me miró con los ojos abiertos.

-Cassi, dónde- se detuvo y humedeció sus labios - ¿dónde has aprendido a hacer eso?
Yo me reí. Esto prometía.
-Si te lo contara no me creería - dije, empujándole por el hombro-. Túmbate.

Mircea se recostó y yo le seguí, sin dejar de agarrarle, pero con cuidado de no hacerle daño, sintiendo en cada momento lo sensible que era esa parte de su anatomía. Dejé que mi mano le explorase a él como antes había hecho él con su lengua y descubrí que su cuerpo era fascinante. Había visto a muchos hombres desnudos, pero esta era la primera ocasión que tenía de tocar a uno de manera tan íntima, y la verdad es que Mircea estaba haciendo que mi pulso se disparase.
Después me di cuenta de que la piel de sus bolsas era aún más suave y la recorrí con mis dedos suavemente hasta que noté que él gemía y se retorcía a mis espaldas. Me gustaba hacerle esto, verle así de indefenso; con sus cabellos, habitualmente perfectos, enredándose a medida que el sudor empezaba a adosárselo a la cara. Resultaba excitante hacerle abrir las piernas aún más, exponerle a lo que quiera que fuese lo que lo que   yo le quisiera hacer. Su indefensión era embriagadora y me hacía atreverme a más cosas. Mi retertorio no era lo que se dice amplio, pero tenía buena memoria, y la francesa había estado a punto de probar algo con Louis-César que parecía interesante.

Gateé entre las piernas de Mircea, recorriendo con mis manos sus músculos tensos. Él intentó alcanzarme, pero yo aparté las manos.
- Quieto -le ordené

Él se detuvo, pero el gesto de sorpresa de sus ojos me indicaba que no estaba acostumbrado a que le diesen órdenes. Le volví a agarrar en toda su extensión mientras seguía moviéndose provocadoramente delante de mí. Al sentir mi roce, cerró sus ojos una vez más y una expresión de vulnerabilidad se escapó de su rostro. Empecé con vaivenes lentos, sin comprender muy bien esa mirada de dolor, porque sabía que no le estaba haciendo daño.

- Cassie...

Su voz se quebró y yo le mande a callar. Acto seguido me acerqué y, lentamente, con cuidado, lamí su tenso mástil. Sabía bien, ligeramente salado, y con un cierto regusto ahumado. También me gustaba su aroma, que era más fuerte y ligeramente almizclado en esa zona. La sobrecarga de sensaciones entremezcladas era embriagadora. Parecía un buen plan, pero mi lengua apenas le había tocado cuando Mircea se corcoveó violentamente, haciendo que no pudiera seguir sujetándole.

- ¡Cassie, no! No me puedo controlar si tú...

martes, 11 de septiembre de 2012

10 cosas que hay que saber sobre los hombres

1. Necesita despertarse tranquilo. Cuando un hombre acaba de despertarse, acaba de despertarse. Con todo lo que esto incluye. Su mente tarda en reaccionar y necesita su tiempo para incorporarse. Sin estrés. Y si le sueltas lo de "Acuérdate de recoger a la mamá en la estación a las 17.30 e ir a la tintorería" tendrá mucho mejor efecto después del primer café. Comprobado. De lo contrario, es muy probable que se le olvide. O simplemente le saque de quicio. 

2. Separa el amor del sexo. Si hay una posibilidad de acostarse contigo, conociéndote 2 horas, la aprovechará. Esto de "Me voy a esperar para ver si eres la mujer de mis sueños" te lo ha creado tu mente imaginativa Disney-afectada. Lo que es sexo, es sexo. Lo que es amor, amor. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

3. Casarse no es la ilusión de su vida. Olvida las palabras de tu madre "Si un hombre te quiere de verdad, deseará casarse contigo". Si un hombre te quiere de verdad y tú tan solo vives con la ilusión de disfrazarte de blanco y te pones muy pesada con el tema, cederá. Para hacerte feliz. Nada más.


4. Sus cumplidos son de verdad.Cuando un hombre te dice "Que preciosa eres", es lo que eres. Y deja de: "¡Nooo, estoy muy gorda!", o aún peor: "Esto se lo dices a todas". ¡Qué cansina e insegura que eres, coño!

5. No acepta un "porque sí" como respuesta. Un hombre no soporta que le toques las pelotas con las chorradas. Es práctico. Y lógico. Todo tiene que tener un sentido común. Un "porque sí" no vale. Aunque le repitas: "Baja la tapa del váter" diez veces al día, es probable que la próxima vez no lo hará. Y además te tomará por "tocapelotas" ¿Acaso la casa se va a caer si no lo hace? Ahora sí, si le explicas que podría ser la razón de ahogo de vuestro periquito, nunca más la dejará abierta. Así de fácil.

6. Le importa tu orgasmo. Si un hombre no ha tenido un orgasmo en la cama, no es una catástrofe. A pesar de que pienses lo contrario. Le importará mucho más que no lo hayas tenido tú. Una verdadera patada para su ego.

7. Si le interesas, te lo hará saber. Si un hombre al que acabas de conocer te dijo que te llamaría y no lo hizo, no le pasó nada. Sigue vivo. Simplemente no le interesas. Y deja de tonterías.

8. Una fiesta de chicos, es una fiesta de chicos
Cuando un hombre decide ir de marcha con sus amigos en plan "chicos", no esperes que te invite. ¿Qué parte de "fiesta de chicos" no has entendido?

9. Tu "hembrismo" le agota. Les "ponen" las mujeres autosuficientes. Al menos a los hombres con "egos" sanos, sí. Pero no te pases. "Feminismo" se creó para conseguir la igualdad, no para ser superior a un hombre. Esto ya es "hembrismo". Relájate de vez en cuando y deja que te cuide. A él también le gusta sentirse útil. ¿Sabes?


10. Un amigo es un amigo. 
Así de fácil. A tí te acaba de conocer y su amigo es ... su amigo. Puedes ser requetestupenda, pero no conseguirás que se peleen por una tía. Incluso por una tía tan maravillosa como tú.



Autoestima

Nada recuerda mejor a una chica quien es y lo que vale que unos buenos tacones
Olemos a alcohol y a fracaso por no saber diferenciar entre besos y vasos, entre sexo y abrazos. 



http://www.youtube.com/watch?v=BKVLx6X3vW4

martes, 4 de septiembre de 2012

Posdata: te quiero

Querida Holly, no tengo mucho tiempo. No literalmente, sino porque has salido a comprar helados y volverás pronto. Ésta será la última carta, sólo me queda una cosa por decirte: Esta carta no es para que me recuerdes ni para que compres una lámpara, puedes cuidar de ti misma sin mi ayuda. Es para decirte cómo me he sentido, cómo me has cambiado, me has convertido en un hombre queriéndome, Holly, y por eso te estoy eternamente agradecido, literalmente. Quiero que me prometas algo: Que nunca estarás triste o insegura o perderás por completo la fe, que tratarás de verte con mis ojos. Gracias por aceptar ser mi esposa, soy un hombre que no se arrepiente. Qué suerte he tenido. Tú has llenado mi vida, Holly, pero yo sólo soy un capítulo de la tuya. Habrá más, te lo prometo. Y ahora viene el gran consejo: No tengas miedo a volver a enamorarte, prepárate para esa señal que parece el fin del mundo.
Posdata: Siempre te amaré.




& decirte alguna estupidez como por ejemplo te quiero

El diario de Noah

Me gustaría decirte que todo se arreglará entre nosotros y te prometo hacer lo que esté en mis manos para que así se. Pero si no volvemos a vernos y ésta es una verdadera despedida, sé que nos reencontraremos en otra vida. Volveremos a encontrarnos y aunque las estrellas hayan cambiado, no nos amaremos sólo por esa vez, sino por todas las veces anteriores.